Carta pública al Cardenal Leopoldo Brenes

De: La feligresía católica de la Arquidiócesis de Managua, Nicaragua
A: Cardenal Leopoldo Brenes

Nos dirigimos a usted: 

1. Preocupados por los graves acontecimientos en la Iglesia San Miguel Arcángel en Masaya, con su Párroco Edwin Román, madres y familiares que se encuentran en huelga de hambre, como forma de protesta pacífica, a la cual tienen sobrado derecho, pidiendo la liberación de sus hijos y presos políticos y demás personas que se encuentran dentro de la Iglesia.

2. Preocupados por la actual situación política, social y económica del país, en un galopante deterioro.

3. Preocupados por la escalada represiva y de un abierto ataque frontal contra la Iglesia Católica, contra sus Obispos, teniendo ya como resultado el exilio forzado de nuestro amado Obispo Auxiliar, Monseñor Silvio José Báez; persecución contra sacerdotes y fieles, ataques a catedrales e iglesias con piedras, garrotes y chibolazos; ahora persecución religiosa donde ya se está atentando contra la participación de los fieles en actos litúrgicos, misas y demás celebraciones, al punto de impedir el acceso a los templos; persecución abierta, declarada y manifiesta, por parte de la dictadura de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, y ejecutada por partidarios de este régimen y por instituciones encargadas de reprimir; la Iglesia Católica en Nicaragua hoy sufre una persecución demoníaca cada vez más abierta.

¿No lo entiende y cree así, Señor Cardenal?

4. Preocupados por su silencio cómplice y acomodado, y sus juegos de palabras, cuando la Biblia nos dice que debemos de decir sí sí o no no (Mt. 5, 37); la frecuente ambigüedad de sus respuestas a entrevistas, en buen nicaragüense, gallo-gallina; sus palabras carentes de contenido teológico y doctrinal, cuando nuestra Iglesia es rica en magisterio y enseñanzas de los padres y doctores de la misma, por el contrario sus homilías y entrevistas son un vaivén de ideas, experiencias familiares, anécdotas floridas y cantinflescas, palabras en donde usted entremezcla con sutileza parte del vocabulario oficial.

5. Preocupados porque no escuchamos en usted la Voz Profética que debería, que anuncie y denuncie lo que está MAL en Nicaragua.

Nos preguntamos:

¿Por qué calla Cardenal? 

¿Por qué guarda silencio cuando debería gritar como con cien mil lenguas? 

En cambio calla como un hábil político o como un sutil diplomático.

¿Que lo ata, Cardenal?

¿Que le ha cerrado la boca, Cardenal?

Al punto de olvidar su encuentro impostergable con el justo y divino Juez, que le pedirá cuentas de cada uno de sus actos y omisiones, el bien que pudiendo hacer no lo hizo.

De los perros mudos nos habla el Profeta Isaías (56, 10) y de los malos pastores el Profeta Ezequiel, cuando dice: Ustedes pastores serán castigados por haber tomado mis ovejas como un botín, por dejarlas sin pastor a merced de los animales salvajes, por ni siquiera haber tratado de ir a buscarlas, por ignorarlas y por cuidarse, solo a sí mismos.

¡Dios pide cuentas, Cardenal Brenes, no lo olvide!

Nos preocupa que ante esta grave situación, en la que se encuentra en peligro la vida del Padre Edwin Román y demás personas, por razón de las amenazas a su integridad física por parte de esas fuerzas criminales, tanto policiales como paramilitares, como también por razones de salud, por la falta de alimentos y de agua, y medicinas necesarias, usted va a salir del país, va hacia Costa Rica y Colombia, abandonando al Padre Edwin Román y demás ovejas a merced de lobos feroces, de una policía orteguista asesina; de criminales, turbas fanáticas, demoníacas, sedientas de sangre y violencia; a merced de un par de criminales que han cometido crímenes de lesa humanidad, que violentan el sagrado derecho a la protesta pacífica, que no tienen ni el más mínimo respeto por la vida humana, al grado que impiden, a personas indefensas, la toma del vital líquido; que castigan con cárcel lo que la Biblia nos manda a hacer: dar de beber al sediento y de comer al hambriento.

¡Como un mal pastor que abandona las ovejas!

¿Usted va a salir del país?

¿No le preocupa que profanen el templo, que cometan sacrilegios contra lo más sagrado, la Eucaristía?

¿No le preocupa que entren y vandalicen, que rompan las puertas y violenten sus imágenes, vasos sagrados y las sagradas formas, como están preparándose para hacerlo?

¿No le preocupa, Cardenal Brenes, que hay vidas que están en peligro?

¿Porque no ha ido a Masaya?

Su feligresía le recuerda su triple misión: enseñar, santificar y gobernar, así también que EL BUEN PASTOR es el modelo y la forma de la misión pastoral del Obispo.

Cumpla su misión como BUEN PASTOR.

Busque a las ovejas en peligro, sane sus heridas. De a beber agua al sediento y comer al hambriento, visite al enfermo y al que sufre, consuele al triste, al afligido, de amparo al desprotegido, asista a las madres que sufren, cumpla las obras de misericordia, recuerde que en la tarde de nuestra vida también seremos juzgados por el amor.

Deje su confort, favores, gratitudes y alianzas, vaya a MASAYA a ejemplo del Buen Pastor Jesucristo nuestro Señor, a resguardar la vida de quienes están en peligro inminente, vaya, que Nicaragua, no solo su feligresía, está a la espera de su determinación y definición, porque no se puede servir a dos amos a la vez.

Nicaragua espera de usted el valor y coraje de un verdadero profeta. No nos decepcione, no sea usted también parte de aquellos a los que este pueblo desterrará de su historia y memoria de una vez y para siempre, cuando pase, con la ayuda y favor de Dios, esta página, la más horrenda, triste y sangrienta de nuestra historia.

No sea usted parte de ellos, de los que queremos olvidar, por el daño a Nicaragua y a nuestro pueblo, Cardenal Brenes.

Nosotros los fieles, por nuestra parte, continuaremos orando y rechazando las tentaciones del odio, el miedo, la indiferencia y la desesperanza, siendo fieles y unidos a nuestros obispos, como la Iglesia a Cristo y como Jesucristo al Padre.

¡Viva Cristo Rey!
¡Viva la Inmaculada Virgen María!