Lecciones de Bolivia para Nicaragua

Fidel Ernesto Narváez
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Arce es un hombre de números, no es un radicalizado sindicalista cocalero que vaya a poner en miedo a las clases dominantes que siguen siendo las mismas antes de Evo y después de Evo.

1. Cuando la alternativa al reeleccionismo y al estatus quo es clasista, oportunista, sin programa, vendiendo los rostros mediáticos antes que las ideas de cambio y con partidos de los de siempre que pretenden erigirse en poder sólo porque manosean la biblia y a Dios a su gusto y antojo, el pueblo castiga.

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2. No basta con reducir todos los problemas a una persona, porque eso oculta los problemas estructurales, sociales y económicos de países tan extractivizados y colonizados históricamente como Nicaragua y Bolivia; entonces, al no abordarse con seriedad y prioridad la estructura de esos problemas las personas pueden volver a lo viejo conocido y no a lo nuevo por conocer, porque cuando lo nuevo por conocer es también parte de lo viejo conocido, entonces no es extraño que haya continuismo.

3. Reducir todos los problemas a una persona tiene su desventaja: que cuando Evo, Castro, Chávez y Correa ponen a nuevas caras como Arce, Díaz Canel, Maduro o Lenin Moreno, lo sustancial se difumina por lo nominal, y lo que debería ser una agenda de cambio profunda, integral y nueva, se convierte en un maquillaje o una mascarada veneciana, y el populismo vuelve a cabalgar. 

4. Pero esto no es algo exclusivo de la «izquierda».  También pasa en Colombia, en Guatemala, en Brasil. No es algo ideológico, es puro pragmatismo, como el bailecito de Chávez o el bailecito de Trump. Toda política malentendida requiere de esos bailecitos y esos maquillajes para perpetuar las élites al mando; sean de izquierda o derecha, da igual, le llaman carisma, pero es el show de una política sin programas y transformaciones profundas que requiere del espectáculo para dar la sensación de entretenimiento. Guerra fría 3.0. Sin entretenimiento no hay política. Arte circense con leyes, decretos y uno que otro chisme o culebrón político. 

5. Arce es un hombre de números, no es un radicalizado sindicalista cocalero que vaya a poner en miedo a las clases dominantes que siguen siendo las mismas antes de Evo y después de Evo. ¿Verdad que nadie ha visto millonarios bolivianos huyendo de Bolivia, o millonarios nicaragüenses huyendo de Nicaragua? No, ¿verdad? Todo sigue como antes, business as usual.

6. Ahora veamos a los capitales internacionales y a sus diplomáticos. ¿Verdad que se sabe poco de la industria alemana o china «reconvirtiendo» o «desprimarizando» la economía boliviana? ¿Verdad que se sabe poco de las inversiones chinas comprando reservas petroleras en Venezuela o los emporios hoteleros españoles capitalizando habitaciones en Cuba? ¿O la industria norteamericana invirtiendo en industria alimenticia, energética o de zonas francas en Nicaragua? 

<<…las cosas no se cambian desde el Gobierno, sino desde el poder.>>

7. Bueno, sea cual sea el gobierno en Cuba, Nicaragua, Venezuela o Bolivia, los capitales internacionales y sus diplomáticos tendrán siempre asegurado su estatus quo. El propósito de las elecciones es dar la sensación de respiro al pueblo y dejarlos pensar que eligen un cambio de sistema. A todo esto, cabe recordar una cosa dicha hace años en Chile: que las cosas no se cambian desde el Gobierno, sino desde el poder.

8. Las elecciones y la democracia, tal como están planteada en Bolivia o Nicaragua y en buena parte de América Latina, no sirven para conferir poder. El poder ya está repartido a priori e históricamente en familias, grupos, firmas o mafias. Lo que se reparte en elecciones es la sensación de que esos grupos, firmas, familias o mafias cederán un poco sus ganancias para las masas de votantes. Y se reparte también un poco la sensación mesiánica de que un líder o partido deshará el curso de la historia con ponerse la banda presidencial con telas, colores y bordados como si se tratara de la corona de laureles de algún César. Muy ridículo pero cierto. La historia no la cambian los simbolismos, sólo las relaciones de poder o económicas, no hace falta ser marxista ni liberal clásico para saber que de la esclavitud a la libertad hubo un cambio que no se dio en elecciones marcando una boleta electoral, sino con mucha lucha de por medio.

<<…es interesante Chile, porque deberá decidir si la Constituyente es para cambiar las cosas desde el poder o desde el gobierno; a eso se reduce: una Constitución nueva hecha por la gente y el poder originario, o hecha por los de siempre y el poder constituido, o sea, el gobierno.>>

9. Mientras tanto, en Chile, se aproxima un referendo. Interesante, sí, interesante. ¿Por qué? Por que es sobre una Constituyente, una Constituyente que tendrá frente a los ojos la experiencia constitucional boliviana (porque ha sido Evo precisamente el que ha destruido el consenso constituyente sobre la no reelección), ecuatoriana (porque siendo Lenin Moreno un alumno de la Revolución Ciudadana, ha sido él quien ha desbaratado las premisas de cambio de la misma sobre el endeudamiento o el trato a la disidencia política), cubana (por si no se han dado cuenta, en Cuba hubo una Constituyente que fue más continuismo que cambio; sí, paradójico, los revolucionarios pidiendo continuismo y no cambio, pidiendo modelo vietnamita con hoteles españoles), y venezolana (porque huyendo del imperialismo del dólar y las garras del águila del norte, cayeron en las pezuñas del tigre de oriente y el imperialismo del renmimbí). También tendrá frente a sus ojos la experiencia de los países que han cambiado gobiernos, pero no han parado la desigualdad, ni el endeudamiento, ni el extractivismo, ni las ganas de su gente de marcharse a otro lugar o sentirse, como decía Dalton, medio muertos por su misma policía: Colombia, Argentina, Brasil, Guatemala, México. 

10. Por eso es interesante Chile, porque deberá decidir si la Constituyente es para cambiar las cosas desde el poder o desde el gobierno; a eso se reduce: una Constitución nueva hecha por la gente y el poder originario, o hecha por los de siempre y el poder constituido, o sea, el gobierno. 

<<…puede que el sueño colectivo de Abril de 2018 se convierta en pura fuerza y deseo individual de aislarse de la política y la mafia que lo consume, lo pudre y lo infecta todo, como si la gente se guardara de una lluvia ácida bajo la sombra de una moral que no venderá y negociará a cambio de cargos públicos.>>

11. Y a todo esto, ¿en dónde cabe Nicaragua? Pues volviendo al punto 1, que si lo nuevo es otra versión de lo viejo que pactó con Ortega en 1999 y 2000, entiéndase Alemán y los socios del FSLN en la Convergencia del 2001, que si lo nuevo es otra versión de lo viejo que pactaron en el INCAE con Ortega en 2007, entiéndase Cosep, Amcham, Funides, pues no sería extraño que el pueblo castigara a todo lo viejo por igual, porque al no haber algo verdaderamente novedoso, con un programa de cambios estructurales e integrales, con apellidos, propuestas y caras diferentes, puede que el sueño colectivo de Abril de 2018 se convierta en pura fuerza y deseo individual de aislarse de la política y la mafia que lo consume, lo pudre y lo infecta todo, como si la gente se guardara de una lluvia ácida bajo la sombra de una moral que no venderá y negociará a cambio de cargos públicos.

<<Es al fin y al cabo lo que buscan: que gobiernen y tengan poder quienes pongan los números al frente y no los derechos ni la justicia.>>

12. La lucha sigue a pesar de las boletas electorales y de los politiqueros, a pesar de tantos tweets con saliva de embajadores pidiendo «la vuelta a la democracia» a gobiernos y mafias que les han hecho ganar más dinero a sus países y empresarios que lo que lo harán los «radicales y cabezas calientes» si llegasen a tener poder, y no solo el gobierno. Es al fin y al cabo lo que buscan: que gobiernen y tengan poder quienes pongan los números al frente y no los derechos ni la justicia. Los mismos de siempre, pero sin ser matones, sino financieros, porque al final las finanzas son también un arma, lo haya dicho o no alguna escena de El Padrino.

Fidel Ernesto Narváez

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