La caída en desgracia de un periodista de la dictadura

<<Acusan de traición a la patria a Roberto Larios. Durante veinte años fue el Relacionista Público de la Corte Suprema de Justicia. El temor cunde en las filas orteguistas. La aprehensión y acusación del periodista ha producido un verdadero sismo en las filas del orteguismo, pues proyecta el mensaje de que nadie está a salvo.>>

Ha causado una enorme sorpresa y un gran impacto entre moros y cristianos en Nicaragua, la reciente captura del conocido periodista Roberto Larios, durante veinte años disciplinado relacionista público de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), allegado a la presidenta de la Corte, Dra. Alba Luz Ramos, y fiel al régimen de los Ortega Murillo.

Larios era un importante funcionario de la CSJ, con su propia oficina y personal, con camioneta y chofer asignados y con un jugoso salario, que representaba principalmente la imagen de los magistrados de la Corte hasta el extremo de tener numerosas contradicciones con el periodismo nacional que buscaba información judicial.

Durante años Larios tuvo un programa radial con el magistrado de la Corte de Apelaciones de Managua, Gerardo Rodríguez, quien cayó en desgracia a inicios de octubre del año pasado cuando le dio pase inconsultamente a un Recurso de Amparo del partido político C x L. Rodríguez fue destituido; no obstante, días después fue nombrado asesor de la Corte.

Dos destituciones precedieron captura de Larios

Más recientemente, a inicios de este mes de octubre, fueron destituidas de sus cargos como jefas de Relaciones Internacionales, y de Protocolo, de la CSJ, Katia Jaentschke Acevedo y Ruth Tapia Roa, la primera, hija del operador político del FSLN, Valdrack Jaentschke, y la segunda, ex secretaria de Defensa, ex embajadora en Francia y ex representante en la Organización de Estados Americanos (OEA).

Tanto Relaciones Internacionales como Protocolo están directamente vinculados con Relaciones Públicas, pero nada indica que las destituciones de las funcionarias estén relacionadas con la captura del periodista Larios, quien fue aprehendido en su casa en El Viejo, Chinandega, cuando llegó después que le avisaran que su vivienda había sido cateada por la Policía. Ese mismo día fue trasladado a El Chipote, en Managua.

La captura de Roberto Larios estremeció no solo al gremio de periodistas y comunicadores, sino principalmente a la base social del FSLN, sector donde causó una profunda inquietud, dejando la sensación de que no solo los azul y blanco son objeto de persecución, sino también personas vinculadas al Frente, incluso militantes de larga trayectoria como Larios.

Compañeros de trabajo de Larios fueron llevados a declarar al Chipote

Los trabajadores de la oficina que Larios tenía en la CSJ fueron llevados a declarar al Chipote antes de que a las cinco de la tarde de este martes 18 de octubre fuera acusado formalmente en los juzgados de Managua, adonde lo llevaron enchachado y con el uniforme azul de presidiario. Ante la jueza Nalia Nadezhda Úbeda Obando, fue acusado de “conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional”, o “traición a la Patria”.

Debido a la manifiesta lealtad de Larios a la familia Ortega-Murillo, tanto entre las bases sandinistas como entre periodistas en general, corrió el rumor de que podía tratarse de una equivocación, y que él saldría prontamente en libertad, pero la acusación del martes fue como un tapabocas para todo el mundo.

El caso del periodista Larios recordó el de un sandinista con catorce años de trayectoria en el FSLN, Marlon Gerardo Sáenz, mejor conocido como “El Chino Enoc”, capturado el 18 de mayo de este año luego de sostenidas críticas públicas a R. Murillo. A diferencia de él, el Relacionista de la CSJ jamás expresó una crítica al régimen ni contra los magistrados de la Corte.

Sacaron al personal de los Juzgados de Managua

Una dramática súplica por su libertad que expresó “El Chino Enoc” el 30 de julio pasado, fue desoída por los Ortega-Murillo, pese a que él reiteró su lealtad al partido FSLN. Fue acusado de tráfico de drogas y de armas.

Los empleados de los juzgados de Managua fueron sacados de sus oficinas antes de las cinco de la tarde del martes, presuntamente para mantener en secreto la sesión acusatoria contra Roberto Larios. Se conoció de la acusación en general, pero ningún detalle de lo que lo llevó a caer en desgracia ante su propio partido y sus jefes en la CSJ.

Cada captura en Nicaragua produce temor entre la gran mayoría opositora del país, pero en el caso de Larios se ha producido un verdadero sismo en las filas del orteguismo, pues su aprehensión y acusación ha proyectado el mensaje de que nadie está a salvo, ni siquiera los empleados públicos y la base social que todavía tiene el régimen.

¿Chivo expiatorio” para amedrentar a los empleados públicos

El caricaturista del diario “La Prensa”, Manuel Guillén, publicó este martes una cruel caricatura de Larios en la que se solaza por lo que le ha ocurrido, debido a que a su juicio fue un maltratador de periodistas, no obstante, no todo el gremio comparte la posición de Guillén, sobre todo por aquello de que “no hay que hacer leña del árbol caído”.

Mientras no se digan las causas que llevaron a Larios a ser acusado de “traición a la patria”, continuarán los cuchicheos en los pasillos de las oficinas públicas y entre los periodistas y comunicadores oficialistas y opositores. Una sensación de vulnerabilidad es común a ambos sectores, distanciados pero ahora unidos en la desgracia de un colega.

Los medios de comunicación de la dictadura como “El 19 Digital” y las radios “Ya” y “La Primerísima”, entre otros, no se han referido a la captura de Larios. 

El mismo día en que fue acusado Larios, se conoció de la democión de la magistrada Ileana Pérez y su posterior captura por la Policía, lo que está causando un verdadero terremoto en la Corte Suprema de Justicia. Antes había sido despedido el director de Medicina Legal, Zacarías Duarte.

El temor cunde en las filas orteguistas.

José Mario García
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 Nicaragüense con Master en Ciencias Políticas de la Universidad de Malmó, Suecia.

José Mario García

 Nicaragüense con Master en Ciencias Políticas de la Universidad de Malmó, Suecia.