El golpe

<< Se preparan para tomar un atajo hacia el poder cuando este se presente. ¿Están esperando que se produzca o trabajando para que se produzca un golpe de estado, un reemplazo de la dictadura actual que no pasa por unas elecciones? … Es ese momento, el momento en que deshacerse de la pareja dictatorial se vuelve para los socios inevitable, el que un sector de la oposición espera. Ellos no buscan una transformación del poder, ellos buscan un poquito de poder para sí mismos, prestado por quienes tienen el poder real, y esperan ser llamados a hacerse cargo del gobierno una vez que la alianza de la oligarquía con el ejército desplace a la pareja criminal. >>

Hay un sector de la oposición nicaragüense en el exilio que sostiene que no se puede derrocar a la dictadura de Ortega y Murillo y han abandonado la lucha, si es que alguna vez la emprendieron, por derrocar a la dictadura, y se pasan sus días ocupados en otros asuntos, que claro está, no conducen al derrocamiento del régimen, pues no es eso lo que persiguen. Viajando, reuniéndose, formando foros de discusión, plataformas y espacios y plataformas de plataformas, así se pasan su tiempo, un tiempo que nuestra gente no tiene frente a una dictadura que cada minuto que pasa le aprieta más el cuello.

Este sector opositor dice que se puede salir de la dictadura por medio de elecciones en el 2026 y dicen de hecho al pueblo, que debe esperar hasta entonces para enfrentar a Ortega. Dicen que ellos van a obligar a la dictadura a darles unas elecciones justas y transparentes y que le van a ganar al dictador y este les entregará el poder. Por supuesto, quienes esto dicen saben muy bien que esto no ocurrirá. No son inocentes ni ingenuos. Ellos procuran el aterrizaje suave de una dictadura que no parece estar dispuesta a aterrizar, ni hay a la vista una fuerza deseosa o capaz de obligarla a ello.

Varios de quienes ahora conforman ese sector de la oposición, agrupados sobre todo en lo que han dado en llamar “Proceso Monteverde”, quisieron participar en elecciones con Ortega en el 2021 y este los hizo prisioneros y llevó a cabo, sin ellos, la farsa electoral de la que todos fuimos testigos.

Es muy difícil entender cómo es posible que después de esa experiencia, estos políticos no sepan que con Ortega en el poder no puede haber elecciones limpias y transparentes en Nicaragua y por eso cabe preguntarles cuál es su motivación, y si esta es, como nuestro pueblo sospecha, que detrás de todo esto se encuentra el poderoso caballero don Dinero.

La pregunta sobre la motivación de los monteverdistas tiene validez, pues uno no puede creer que estas personas sean tan estúpidas como para pensar que lo que están proponiendo tendrá los resultados que ellos dicen tendrá, cuando ha sido claramente demostrado que no es posible. Ellos sufrieron en carne propia la crueldad de la dictadura y su intransigencia, y ellos más que nadie deberían saber que lo que proponen no moverá al monstruo del trono al que se aferra. 

Eso hace que la pregunta sea pertinente, pues uno está obligado a pensar que debe existir una razón muy poderosa que mueva a estos políticos a ir contra toda lógica y contra la experiencia. No es posible que alguien con dos dedos de frente piense que una estrategia que no dio resultado una vez, dé resultado en las mismas condiciones. Si en las mismas condiciones se hace lo mismo una y otra vez, una y otra vez se obtendrá el mismo resultado y es locura y estupidez pensar que puede ser de otro modo. 

Debe existir entonces una razón muy poderosa para que estas personas se atrevan a propagar mentiras que nuestro pueblo sabe bien que son mentiras, para que pongan en riesgo su prestigio y eso que en Nicaragua llaman “capital político”.

La agrupación Monteverde ha hecho ostentación de sus enormes recursos, cuyo origen no está claro, como no es claro quién está tras el telón. Entonces cabe preguntar directamente a sus miembros ¿Es dinero lo que los mueve?

No se ofendan, respondan, que así funcionan las cosas en la democracia, se hacen preguntas directas y se tiene la obligación de responderlas. Es el derecho de los ciudadanos a exigir claridad a sus líderes y a quienes aspiren a serlo.Ofendidos, seguramente responderán que no los mueve el dinero. Vale entonces preguntarles y preguntarse uno mismo ¿qué persiguen en realidad? ¿Qué les mueve? 

Desconectados sus miembros por completo de nuestro pueblo de dentro y fuera de nuestro país, sin liderazgo real, por más que encuestas hechas por encargo y a la medida les hagan aparecer como populares, y conociéndolos como los conocemos, bien vale pensar que lo suyo es la persecución del poder por otras vías, en las que el pueblo no aparece por por ninguna parte. En su discurso, los ciudadanos no son protagonistas, si acaso, aparecen como votantes en unas elecciones en las que estos líderes de encuesta se presentarían como candidatos. Nada más. No se habla de organización popular, no se habla de apoyar a los nicaragüenses en resistencia dentro de Nicaragua y de unir a los nicaragüenses de fuera con los de dentro del país.

Si persiguen el poder, si no van buscando construirlo desde el pueblo y si el camino que en su discurso dicen seguir no conduce al poder ¿cuál es en realidad el camino que van siguiendo hacia el poder? ¿de dónde les llegará el poder que buscan? 

<<Los pactos, las componendas, los golpes de estado, son en nuestra historia, la manera más usual de salir de una dictadura para entrar en otra. Son el remedio de burro a los males del sistema de poder.>>

Es claro que hay otro plan y ese que nos muestran es nada más una pantalla, una cortina de humo. Se preparan para tomar un atajo hacia el poder cuando este se presente. ¿Están esperando que se produzca o trabajando para que se produzca un golpe de estado, un reemplazo de la dictadura actual que no pasa por unas elecciones?  

El conocimiento de nuestra historia y de las características de cierto tipo de políticos, al estilo de Adolfo Díaz, que a todo lo largo de la historia nos encontramos, y que aparecen también claramente delineados en el presente, coqueteando con los poderes extranjeros, indica que eso no sería nada raro. Los pactos, las componendas, los golpes de estado, son en nuestra historia, la manera más usual de salir de una dictadura para entrar en otra. Son el remedio de burro a los males del sistema de poder.

<<Ortega y la Murillo se han constituido en una carga demasiado pesada para el sistema de poder y los otros elementos que lo componen. La oligarquía, que aún con todo no deja de enriquecerse en las actuales circunstancias, necesita de un socio más sereno, menos quemado, uno que no obligue a la fuerza de trabajo a abandonar el país, para ser explotada por otros, en otras partes.>>

Un golpe de estado es lo que la pareja criminal más teme, el lenguaje que utilizan lo deja al descubierto, llamando golpistas a todo el que se le opone. El golpe es la pesadilla que les hace despertar gritando sudorosos y con los ojos desorbitados en medio de la noche. A veces sueñan que son sacados de sus camas y arrastrados del pelo por las calles de El Carmen, otras que son fusilados sin miramientos.

Es evidente que Ortega y la Murillo se han constituido en una carga demasiado pesada para el sistema de poder y los otros elementos que lo componen. La oligarquía, que aún con todo no deja de enriquecerse en las actuales circunstancias, necesita de un socio más sereno, menos quemado, uno que no obligue a la fuerza de trabajo a abandonar el país, para ser explotada por otros, en otras partes. Pero más que eso, la presencia de la pareja criminal, encerrada en un círculo de violencia, de brutal represión, de intento de dominarlo todo y controlarlo todo como única vía posible de sobrevivencia, hace temer a la oligarquía y al ejército que se produzca una rebelión que derribe a la dictadura y que esta en su caída arrastre al sistema de poder que tan bien les sirve.

La sobrevivencia de la pareja criminal al frente de la dictadura actual pone en peligro la sobrevivencia del sistema en su conjunto y eso no conviene a quienes construyen su poder y sus riquezas gracias a sus lugares en ese sistema. Una recomposición, un balance, se hacen cada vez más necesarios, y cuando sea absolutamente necesario, si para sanar el sistema hay que sacrificar a la enclenque pareja, serán sacrificados sin ninguna duda, sin que le tiemble la mano al ejecutor. Las armas no están en las manos del dictador, solo están apuntando hacia otro lado y eso puede cambiar en cualquier momento.

Es ese momento, el momento en que deshacerse de la pareja dictadorial se vuelve para los socios inevitable, el que un sector de la oposición espera. Ellos no buscan una transformación del poder, ellos buscan un poquito de poder para sí mismos, prestado por quienes tienen el poder real, y esperan ser llamados a hacerse cargo del gobierno una vez que la alianza de la oligarquía con el ejército desplace a la pareja criminal. Allá irán ellos, vestidos de blanco, como suelen hacer,  a simular que ese es el inicio de la democracia, de una nueva época, de un país “que vuelve a ser república”.

Por supuesto, aquello será un engaño nada más, como en su momento lo fue el gobierno de Violeta Chamorro, en que los sandinistas, sin que la mandataria lo condenara nunca, asesinaron uno a uno a centenares de cuadros del ejército de la resistencia, obligado a desarmarse. Como aquella época, la que vendrá será también una época sangrienta. Así como a los contras, el ejército asesinará uno a uno a quien ose oponérsele. Los líderes populares serán aniquilados.

Este será un recambio que solo sirve al sistema de poder, una recomposición necesaria, un refrescamiento. Para el pueblo nicaragüense, todo seguirá igual. La mona se habrá vestido de seda pero debajo del vestido estará la misma mona. 

Los movimientos sociales podrán olvidarse de sus reivindicaciones, pues quienes estarán a cargo de las políticas del nuevo gobierno serán santurrones ultraconservadores que comen santos y defecan diablos. Los derechos de las minorías serán aplastados como ideas exóticas que “no tienen cabida en nuestro país cristiano”. 

La justicia será dejada en un rincón, para un más adelante que nunca llegará. Las madres de los caídos desde el 2018 verán caminar libres y sonrientes a sus asesinos. Los indígenas seguirán viendo cómo roban sus tierras ancestrales y seguirán siendo asesinados por esos que llaman “colonos”, que son en realidad sicarios, punta de lanza de un capitalismo salvaje que arrasa sin compasión todo lo que encuentra a su paso, bosques, ríos, comunidades indígenas y todo lo que se interponga en su camino de destrucción hacia el enriquecimiento rápido e irresponsable. 

¿Entonces, si ese momento llega, qué haremos los opositores reales, los que queremos derrocar a la dictadura y echar abajo el sistema de poder que crea dictaduras? 

Solo nos queda continuar la lucha, seguir en nuestro afán de construir dentro de nuestro país un movimiento popular democrático de resistencia beligerante, que sea capaz de derribar cualquier régimen no democrático que suceda a la criminal dictadura de los Ormu. Por ahí pasa necesariamente el camino que lleva hacia la construcción de la República Democrática. Solo con la ciudadanía como protagonista, como forjadora de su propio destino podrá alcanzarse al fin la democracia. Solo entonces tendremos la república que nunca hemos tenido.  

Pío Martínez
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Un comentario en «El golpe»

  • el 20 de agosto de 2023 a las 7:19 am
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    Excelente análisis. Yo, misionero católico, italiano de origen, ciudadano nicaragüense perseguido politico desde el 2007, encarcelado en varias ocasiones, condenado con un proceso político en el 2009, despojado de mi nacionalidad, vivo entre Italia y Costa Rica, dónde estoy organizando dos casas de la Memoria y de Refugio. Ahora estoy en Costa Rica. Hay que organizar una Red de verdaderos opositores, de gente que ha pagado en su propia carne la lucha por la Libertad y la Justicia, yo estoy dispuesto a participar activamente. Mis teléfonos son 0039/3493782373 y 00506/60030804. Me gustaría estar en contacto con Pio Martinez.

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